Hace unas semanas os dejaba algunos concursos literarios que están en marcha en estos momentos y en los que los autores noveles podéis participar para daros a conocer. Pero, ¿creéis que realmente estos certámenes ayudan en la difusión de una obra?

Alberto de Frutos DávalosDe esto sabe mucho Alberto de Frutos Dávalos, periodista y escritor, con una consolidada trayectoria literaria en la que ha ganado innumerables premios. Su obra más reciente, Tiempos y costumbres, fue publicada hace unos meses por Autores Premiados.

¿Sueles participar en concursos literarios?

He sido «muy fan» de los concursos literarios, sí, y todavía hoy me presento a algunos, aunque ya no hay tantas convocatorias como antes o no resultan tan apetecibles. Creo que mandé mi primer cuento a un certamen a los 18 años, no me fue mal y seguí con ello.

¿Crees que los concursos literarios son una buena forma de entrar en el mercado literario?

Son una forma más, ni mejor ni peor que otras. Hay escritores hoy reconocidos que se abrieron camino con esta plataforma, otros que se mostraron muy vivos como relaciones públicas y emplearon el tiempo libre que les dejaba la escritura en exhibirse y promocionarse, algunos que triunfaron con su primera novela y ya no se bajaron del tren, y hoy en día hay grandes maestros de las redes sociales, que son como las relaciones públicas de antes pero sin tener que salir de casa.

¿Participas por afición o para darte a conocer?

Un poco de todo. A muy poca gente le interesa lo que uno hace. No somos deportistas de élite, ni salimos en la tele. Resulta que la literatura es un vicio solitario, pero también tiene esa parte de perversión voyerista que se traduce en que, después de escribir un cuento o un poema, uno espera el aplauso de rigor. Los concursos, si no te los tomas muy en serio, pueden servir como acicate, tanto si los ganas –porque sientes que alguien ha comprendido y valorado tu propuesta estética–, como si los pierdes –porque te obligan a trabajar más duro para hacerlo mejor la próxima vez. Y, a la vez, es cierto que te haces un nombre, aunque a un nivel muy restringido. Vamos, que te conoce la tribu de los concursantes, y poco más.

¿Cómo crees que te ha beneficiado en tu carrera literaria el presentarte a esos concursos?

Yo me siento satisfecho. He ganado algunos certámenes interesantes, y he conseguido publicar varios libros que no son sino recopilaciones de relatos ya premiados en su mayor parte. Así fue con La soledad dejó de ser perfecta, Familias estructuradas y Tiempos y costumbres (Autores Premiados, 2014). Lo cierto es que el género del cuento, que es el que he trabajado más, tiene las patas muy cortas. La novela es lo que vende y las majors apuestan claramente por ella. Mi ventaja es que nunca me he planteado vivir de lo que escribo, por lo que no siento ningún agobio. Si algún día me lo propusiera, me pasaría el día llorando, hablando mal de otros compañeros, y tampoco es plan.

¿Cómo ha sido el lanzamiento de Tiempos y costumbres?

Estoy muy contento. Después de Familias estructuradas, no esperaba Tiempos_y_costumbrespublicar otro libro tan pronto. Mandé el manuscrito a la editorial en noviembre de 2013 y en abril de este año me dieron el visto bueno. Cuatro meses después, ya tenía los primeros ejemplares entre las manos.

El proceso ha sido rápido, y yo lo agradezco. Sobre el lanzamiento, hemos hecho una presentación en Madrid, que fue todo un éxito, y creo que los lectores lo han acogido con simpatía, que es lo que de verdad importa. Además, van saliendo reseñas en diversos medios de comunicación –revistas, radios, agencias de prensa, periódicos, blogs…–, que, naturalmente, ayudan a que el libro se conozca.

¿Cuál ha sido, exactamente, el papel de la Editorial Autores Premiados?

Estefanía Abril y Jesús Moracho, los responsables de Autores Premiados, son el alma de este libro. Sin ellos, Tiempos y costumbres no sería más que una quimera, un sueño o una pesadilla. Ellos confiaron en él y le enseñaron a dar los primeros pasos. Durante el proceso de edición, mimaron los textos hasta el agotamiento, y después se consagraron a toda la parte técnica (imprenta, distribución…), peleándose con unos y con otros. Acompañaron a la criatura en su puesta de largo en Madrid, y removieron cielo y tierra para que los medios se hicieran eco de la novedad. Son gente de fiar, que cree en lo que hace y procede con criterio, sin dar palos de ciego. Y son, sobre todo, gente valiente y luchadora, que en muy poco tiempo han construido un catálogo impresionante, con autores que, estoy seguro, van a dar que hablar en los próximos años.

Recursos de utilidad: