Si estuviese en España, no me resultaría extraño que alguien me preguntase cómo va la liga española de fútbol. Bueno, me parecería raro porque cualquiera que me conozca sabe que a mí no me gusta el deporte rey y no tengo ni idea de quién juega o deja de jugar, más que por lo que mis amigos comentan, de vez en cuando. Pero la cosa cambia cuando te lo pregunta uno de los residentes del centro de detención de extranjeros de Busmantsi, en Bulgaria.

¿Busmantsi?

Busmantsi es una pequeña localidad situada a 13 kilómetros de Sofía, la capital de Bulgaria, y el centro mentado, que se encuentra a las afueras de la misma y tiene capacidad para 400 personas, es la primera parada obligatoria para los inmigrantes que son pillados intentando cruzar, de una forma que no es la habitual, cualquiera de las fronteras de este país.

En él son, literalmente, encerrados hasta que encuentran una solución a su situación: bien solicitan asilo en el país, bien esperan a ser deportados. En el caso de que decidan solicitar asilo, empieza un proceso de lo más complejo que podría resumir muy, mucho en:

  • Rellenar una solicitud de asilo (puede tardar meses en tramitarse).
  • Responder a una serie de preguntas básicas, en una entrevista corta, en la que debe quedar claro de dónde son y por qué se han ido de su país, entre otras cuestiones.
  • Pasar una entrevista larga y un interrogatorio policial (siempre con un traductor oficial).
  • Esperar una respuesta a su solicitud durante, digamos, meses en un centro abierto, con dos posibles finales: aprobada/rechazada. Como dato, y según las estadísticas aportadas por la Agencia Estatal para los Refugiados de Bulgaria, entre 2005 y 2017, han sido 65 792 los inmigrantes que han solicitado asilo en este país, de los que 10 998 consiguieron el estatus de refugiado.

En el caso de que su solicitud sea aprobada, reciben: comida, casa y asistencia médica y psicológica, y pueden trabajar pasados nueve meses. Eso sí, en este caso, solo pueden viajar por Bulgaria. Para hacerlo por la Unión Europea, deben conseguir la ciudadanía. Y esto ya es otra historia porque si quieren obtenerla, una vez se les ha concedido el estatus de refugiado y transcurridos tres años, deben: pasar un test de búlgaro, demostrar que no han cometido ningún crimen, trabajar y pagar la seguridad social. Y ya, con todo esto, serán ciudadanos búlgaros.

Tristemente, son muchos los que no llegan al final del proceso porque una vez que han solicitado asilo y, por tanto, han sido trasladados a un campo abierto, son motivados por algún traficante para intentar cruzar otra frontera con el fin de alcanzar otros destinos. Resulta que la mayoría no se quieren quedar a vivir en el país que, de primeras, les ha encerrado.

Qué se puede hacer en un sitio así

Si tengo que explicar qué hago yo en Busmantsi, de primeras, os diría: aprender algo nuevo cada día que paso allí. Pero voy a ser más concreta. Como voluntaria del proyecto para refugiados (The refugee project) que Cáritas Sofía desarrolla, junto a la organización CVS, en este país, doy clases de inglés, dos veces por semana. De un tiempo a esta parte lo hacía con niños y adultos, los llamados unmarried man (hombres solteros que están separados, físicamente, de las familias que allí se encuentran). Y desde hace unas semanas, lo hago solo con los segundos, lo que me da la posibilidad de pasar -y disfrutar- de dos horas con ellos, cada uno de los días que estoy por allí.

Todo esto nos lleva a retomar la pregunta del comienzo, que vino de Esmail*, una de las personas afganas que estaban en este centro hace unos meses y a las que enseñaba inglés, después de una de mis clases: «¿sabes cómo va la liga española de fútbol?». Porque, claro, son muchos los que conocen España por este deporte (Real Madrid y F.C. Barcelona, básicamente), pero pocos los que quieren viajar a mi querido país de origen. La mayoría de los que viven temporalmente allí quieren ir a Inglaterra o Alemania porque les han vendido el (inexistente) sueño dorado: casa, coche, trabajo y dinero, con poco esfuerzo. Y resulta curioso que ninguno de ellos sabe situar ninguno de estos países en un mapa.

Así que lo que puedo decir que me llevé de esta pregunta es que cuando estás incomunicado –en ocasiones, hasta 18 meses-, el saber un resultado de fútbol puede ser solo el respiro que necesitas para olvidar que estás encerrado, sin haber cometido ningún delito. Y, mirad por dónde, mi querida compi Lucila y yo nos enteramos de cómo iba la liga española por entonces :).

*Todos los nombres que forman parte de esta historia han sido modificados para no perjudicar a sus protagonistas.