A lo largo del año que he vivido en Bulgaria he tenido una compañera que ha estado conmigo en cada viaje que he hecho, en y desde este país, que ha escuchado penas y alegrías sin rechistar y que no ha juzgado mi creatividad (o la falta de ella) en ningún momento. Y esa no ha sido otra que la libreta Moleskine Traveller’s, que ha hecho las veces de diario durante todo ese tiempo. Fue uno de los regalos que me hicieron mis compis de Global Exchange como despedida, ¡y no podrían haber acertado más! En sus páginas siempre quedarán las memorias de un año intenso, hasta decir basta.