Caen las hojas otoñales con parsimonia y en un movimiento armonioso, sin ser conscientes de que pronto el invierno les robará esos tonos que tanta calidez y nostalgia transmiten a los que están cerca, de que ya todos hemos empezado a vivir en la ensoñación de vernos acurrucados bajo una manta, en esas tardes frías que son el preludio de la Navidad, que ya parece llamar a nuestras puertas. Y mientras los árboles despiden a sus hojas, nosotros vamos pensando en decir adiós a otra estación, a otra etapa, a otros momentos que, en definitiva, son los que van componiendo eso que llamamos «vida».

Imagen tomada en la fortaleza de Valença, en Portugal.