La semana pasada una enamorada de los libros y de todo lo que tiene que ver con ellos, como yo, me descubrió, a través de Facebook, una iniciativa que me ha parecido muy original y a la que, en cuanto pueda, quiero sumarme: las postales viajeras.

Se trata de una idea de Milowcostblog, basada a su vez en el Postcrossing. Y esto, ¿qué es lo que es? Os preguntaréis. Pues es bien sencillo: solo tenéis que buscar una postal bonita, enviarla a la dirección que os den y dar la vuestra para poder recibir una. Si os interesa participar en este cruce de postales, os animo a que entréis en Milowcostblog y ahí podréis ver todos los detalles contados por la persona que lo está organizando y más ideas originales para, por ejemplo, comprar las postales viajeras o intentar hacer vuestros propios sellos para acompañarlas. Toda una fuente de inspiración, vamos.

Y este curioso, a la par que nostálgico, proyecto me ha inspirado para escribir la entrada de esta semana porque a mí todo lo que tenga que ver con la correspondencia tradicional me gusta. Soy una sentimental para estas cosas (hoy en día conocido como «hipster»), qué le vamos a hacer. Y es que no me diréis que no hace ilusión abrir el buzón y ver que tienes una carta que no es del banco, ni publicidad, ni un recibo de la luz… De hecho, sigo guardando las cartas y postales personales que recibo como oro en paño. La última venía de La Habana (Cuba), lo que le da un plus de emoción 🙂

La Habana, Cuba

La Habana Vieja, Cuba

Igual es porque viví mi adolescencia en esa época en la que WhatsApp’ no existía (sí, pequeños polluelos, hubo una época en la que nos escribíamos cartas para contarnos cosas y no era el Pleistoceno). Y es que yo tengo muchas cosas que agradecer a las cartas y postales, entre otras, no haberme perdido ni un solo detalle de lo que pasaba por Alcoy cuando me viene a estudiar a Madrid porque mi mejor amiga (¡y las demás también de vez en cuando!) me mantenía informada al dedillo de todo vía postal. En realidad, aquello no eran cartas, ¡era el verdadero manual del cotilleo! Que me río yo ahora de la Cuore. Eso sí que era dar detalles de todo. También he de decir que gracias a esas cartas llevaba un poquito mejor tenerlos a todos tan lejos y me seguía sintiendo parte de lo que pasaba a casi 500 kilómetros (gracias Sara por todos aquellos momentos de ilusión y expectación).

Otro proyecto que viene muy a cuento

Por todo esto, y porque sigo creyendo en la magia del papel, os traigo otra iniciativa de lo más interesante: los Cuentos por correo, de Raquel Díaz Reguera.

Cuentos por correo

En este caso, se trata de una iniciativa que lleva tiempo pero que me sigue pareciendo igual de curiosa que cuando la descubrí. La idea consiste, básicamente, en enviar un cuento en varios fragmentos. ¿Solo apto para niños? Para nada porque el hecho de recibir una historia en varias partes puede generar expectación en cualquiera, solo hay que seguir conservando una pequeña parte Peter Pan. Yo la tengo, creo que ya quedó claro en la entrada dedicada a mi «yo» de 30 años, ¿no?

Si os ha gustado este proyecto, os invito a que visitéis la web de la editorial Tres Tigres Tristes (reconozco que me ha costado escribirlo) y le echéis un vistazo, ¡hay 5 cuentos distintos!

Para cerrar, me gustaría saber cuál es la carta o postal que habéis recibido que os ha hecho más ilusión o la que os encantaría recibir (de quién también podéis decirlo si queréis).

Y mientras pensáis, dadle al play para inspiraros:

———————————————————————————

If you like traditional post, I present two initiatives that will help you not to miss this beautiful habit: traveler’s postcards, an initiative of Milowcostblog, and Tales by mail, of Raquel Díaz Reguera.Which is the letter or postcard you’ve received that made you more excited or what you love to receive? (You can also say from whom if you want).

Imagen de portada: Milowcostblog