Hay quien cree que cada uno escribe su propia historia. Otros, que no está en nuestras manos la dirección que esta va a tomar, sino que es más una sucesión de acontecimientos fortuitos, o instaurados previamente por nuestro destino, la que va marcando qué será lo siguiente. Si me tengo que pronunciar, creo que es una mezcla de cada uno de estos elementos, aunque al final somos nosotros mismos los que determinamos el curso de los hechos y vamos dándole forma a nuestro relato de vida. Escribimos nuestra historia y, a la vez, también la colectiva, en función de los caminos que vamos eligiendo.

Esta entrada me ha parecido muy oportuna hoy, que justo he estado divagando con un amigo sobre lo difícil que es tomar decisiones, pese a lo necesarias que son estas para darle sentido, y a la vez impulso, a nuestra vida. Y, ¿por qué te cuento todo esto? Porque quiero hablarte de una iniciativa muy curiosa con la que me topé cuando estuve en Londres, hace unos meses: «La historia de Bloomsbury» (The Tale of Bloomsbury, en su versión original en inglés).

«La historia de Bloomsbury» empezó hace dos años como parte del Festival de Bloomsbury, un evento cultural que se repite cada año, allá por octubre (en el 2017, tendrá lugar del 22 al 25 de este mes). Como parte de esta iniciativa, se colocaron doce nidos de madera, decorados de distintas maneras, en museos, cafés o parques, entre otros lugares, del barrio londinense de Bloomsbury —una de las existentes la encontré en Russell Square—. Dentro de cada una de ellas, se introdujo una libreta, un bolígrafo y un mapa indicando la ubicación del resto de nidos (en la que vi yo, no lo había). Y todas ellas tenían, en su primera página, el comienzo de una historia o una frase, con la idea de darle continuidad, entre todos los que pasasen por delante de ellas. ¡Y parece que funciona! Porque, además de que en el nido que vi yo había una libreta acabada y otra recién empezada, he podido ver bastante movimiento en Twitter.

Cierto es que algunas historias habían ido saltando de un punto a otro e, incluso, contaban con interrupciones con textos y dibujos que no tenían nada que ver. Pero al final, ¿no es así también la vida, con sus puntos y aparte, sus puntos y seguido y sus finales inesperados? Por eso me pareció tan maravillosa la idea. Y también el lugar elegido para llevarla a cabo ya que el barrio de Bloomsbury es afamado, desde el punto de vista literario, porque además de que muchos escritores de la talla de Virginia Woolf o Charles Dickens vivieron en sus calles (en ellas también podrás encontrar un museo dedicado a este último), estas han sido escenario de algunas de sus obras.

Así que ya sabes, si pasas por esta bonita zona, ¡¡únete a esta iniciativa y sé parte activa en la historia!!